
Diciembre llega con una promesa de alegría, unión y “espíritu navideño” que se refleja en cada vitrina y red social. Sin embargo, para muchas de nosotras, esta época puede ser un momento de profundo contraste emocional. La obligación social de estar «siempre alegres» y «pasar un buen rato» choca con realidades personales, como el recuerdo de seres queridos ausentes, la soledad o el agotamiento emocional acumulado del año.