Conoce los testimonios de mujeres que se han tratado en nuestra clínica, así como los testimonios de sus familiares y apoderados

Su labor diaria es un verdadero acto de valentía y vocación. Atender a más de veinte residentes, cada una con sus propias luchas y desafíos en salud mental, requiere una fortaleza inmensa, una paciencia profunda y, sobre todo, un amor genuino por el prójimo. Ustedes trabajan a la par con ellas, no solo como enfermeras, sino como mujeres de fe, entrega y esperanza.
Para nosotras, que estamos formándonos en el camino de la enfermería, ustedes representan un ejemplo vivo de lo que significa cuidar sin perder la humanidad, acompañar sin olvidar la ternura y servir sin dejar de lado el cariño por cada persona. Verlas trabajar nos inspira y nos recuerda por qué elegimos esta profesión: para ser luz en los momentos difíciles, tal como ustedes lo son cada día en esta clínica.
Agradecemos profundamente su tiempo, su dedicación y la oportunidad de aprender de su experiencia y de su corazón. Que Dios las bendiga siempre y les dé la fuerza para continuar con esta hermosa misión.

Estimadas Hermanas Inés y Fabiola,
Reciban esta carta y estos pequeños presentes como un sincero agradecimiento por habernos recibido en la Clínica Psiquiátrica Santa Cecilia.
La realidad es que, más que una clínica, este lugar es un hogar maravilloso, un espacio que se convierte en refugio, en familia, en contención y en amor para cada una de las residentes. Sabemos que no es fácil estar cada día pendientes de todo, pero ustedes son el motor que impulsa este lugar, y eso se refleja en cada detalle.
Lo vemos en los pasillos, donde siempre se detienen a saludar con cariño a las residentes; en cómo conocen sus nombres, sus historias, sus vidas. También lo vemos en el cuidado amoroso que entregan al jardín, lleno de flores hermosas, entre ellas la flor de loto, que nace en el pantano y, pese a la adversidad, florece con una belleza única. Así mismo florece este hogar gracias a su entrega, su dedicación y su fe.

De antemano quisiera agradecer a todo el personal de la clínica, esta fue mi primera hospitalización y sin duda a pesar del miedo con el que venía, mi instancia aquí fue demasiado excelente. Todos fueron muy amables y cariñosos, aparte de ser la regalona de acá. Así que muchas gracias por todo. Me voy con el corazón lleno de amor y muy agradecida. Gracias por todo, siempre las llevaré en un lugar en mi corazón.

Quiero agradecer a la Clínica Santa Cecilia y al personal por la compañía y el amor entregado, me voy con el corazón lleno de amor y agradecimiento por haberme ayudado.

Quisiera agradecer al personal de la Clínica Santa Cecilia, incluyendo a las madres, TENS, personal de cocina y aseo por atender tan bien a mi abuelita. Se sintió muy apoyada, respetada y bien atendida. Se agradece a cada una de ellas y dice “que las aprendió a querer mucho” y que se va muy agradecida.
Nosotros como familiares igualmente nos sentimos muy agradecidos, muy buena atención, de calidad y personalizada. Igualmente al doctor que la atendió súper bien y logró comprender su duelo y dolor. Muchas gracias.

En nombre de la familia de una paciente, queremos agradecer a cada una de las personas que brindaron todo su apoyo desde el día uno que llegamos con nuestra madre a la clínica.
En todas las oportunidades que le preguntamos cómo se sentía, siempre mencionó que se sentía bien, muy atendida y respetada tanto por sus pares como del personal.
Gracias también por ser flexibles en los horarios de visitas, ya que todos trabajamos y se nos dificultaba asistir en los horarios establecidos.
Agradecemos por cuidar de nuestra madre y regular su estado emocional. Infinitas gracias.

Queridas madres María Inés y Fabiola,
Quiero agradecerles por toda la comprensión y el cariño que me entregaron en el tiempo que estuve aquí, si bien, llegué en un estado de agresividad y mucho bajo ánimo, con el paso de los días, los medicamentos y su cariño pude mejorar, pude sentirme acogida y cada día mejor. Ahora tengo más autoestima que antes. Al llegar acá no quería ni mirarme en el espejo. Si bien estuve 1 semana y 3 días, fue lo suficiente para darme cuenta que con la ayuda de Dios todo se puede, y estoy contenta que pude mejorar con el cariño y los medicamentos dados. Nunca olvidaré la clínica Santa Cecilia, las madres y las funcionarias, que hacen que todos los días uno se sienta contenta y querida. Sin duda, a comparación de otras clínicas esta es mil veces mejor, ya que da la comodidad, el cariño y el respeto que uno debe recibir. Gracias por esas comidas tan ricas que me llegaba a chupar los dedos.
Sin nada más que decir me despido agradecida por todo y desearles unas felices fiestas, que el señor las bendiga y las guarde por el resto de sus días. Un besito, ¡las quiero y gracias!

Creo que no tengo palabras para describir el sentimiento de gratitud que siento hacia la madre María Inés y la hermana Fabiola, las cuales desde el momento cero siempre mostraron cariño y apoyo hacia mí. Pero no solo me di cuenta de eso, aquí conocí personas increíbles que siempre tendrán un gran espacio en mi corazón, las tías de la cocina las cuales prepararon platos de comida tan exquisitos que me hicieron sentir en casas, desde mi leche con mucho chocolate y mi postre favorito, manzana rallada con kiwi.
La tía Inés siempre tan preocupada por mí, siempre con sus palabras alentadoras y ese aura tan maternal que me hizo tenerle un aprecio en tan poco tiempo. Le agradezco todo lo que hizo por mí, no sabe el gran significado que tiene para mí. Las recepcionistas, que soportaban cada que yo y mi amiga íbamos a buscar un “puchito”, gracias por su paciencia y por lo lindas y amables que siempre fueron conmigo, algo que me llevo muy presente.
Para ya no alargarme mucho y no sonar tan latero, en términos pequeños, quiero que todos sepan que estoy muy pero muy agradecida con todo lo que hicieron por mí, me voy con el corazoncito lleno de alegría a mi casa, lista para comenzar una nueva vida, vida que comenzaré gracias a su ayuda. Espero de corazón que todas sean inmensamente felices y que vivan una vida llena de tranquilidad y paz. Las quiero muchísimo y nuevamente gracias. Las llevo siempre en el corazón.